Ya llega Halloween! En los últimos 10-15 años, parece haberse implantado fuerte en España, y si bien nunca he ido a fiestas de Halloween ni cosas por el estilo, sí que me gusta participar en otra tradición que lleva asociada esta fecha: “¿truco o trato?” (¿os suena????). Vivo en una urbanización con muchos niños pequeños (entre ellos 6 de mis sobrinos), y la tarde-noche del 31 de Octubre se pasean por las casas pidiendo chuches. Este año he decidido hacer galletas (haré tres modelos distintos para que cada una de mis hermanas (y yo) tengamos diferentes galletas para entregar. Espero que a los niños les guste!
Pero eso será este fin de semana (acabo de hacer un montón de masa de galletas para hornear y decorar mañana y pasado mañana). Ya os contaré.
Mientras tanto, mis sobrinos me pidieron que les hiciera algunas galletas para llevarse al colegio y repartir entre sus amigos. Me encantan mis sobrinos, lo paso genial con ellos, pero a la hora de hacerles galletas…me arrepiento de tener tantos!
Esta semana he pasado dos noches horneando y decorando galletas como una loca para ellos: pero luego me hace mucha ilusión cuando vuelven a casa emocionados porque “a sus amigos les han encantado”!
Creo que ya he contado que mi afición por las galletas decoradas empezó cuando decidí hacer algunas para mi sobrina Alicia (para su Primera Comunión). Para ello, estuve ensayando y probando diferentes recetas de las muchas que hay en Internet. Y la que más me ha gustado es la que uso ahora, porque las galletas salen bastantes consistentes (no se desmoronan con facilidad), tienen un sabor riquísimo y se mantienen en una lata cerrada durante bastantes semanas. La receta es muy sencilla (la copié de postreadiccion)...y es que estoy enganchada a su blog!
Ingredientes:
250 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
175 gr. de azúcar glas
1 huevo entero (tamaño XL) y la yema de otro (a temperatura ambiente)
Esencia de vainilla (hay gente que le echa también esencia de almendra y/o de mantequilla, de las que ven den comerciales)
550 gr. de harina
4 cucharadas de leche
Para las galletas uso mi súper máquina (la que mencioné en mi anterior post). Utilizo las palas planas. En el cuenco de la amasadora pongo la mantequilla a temperatura ambiente y bato un minuto a velocidad baja. Después añado el azúcar glas (tamizada) poco a poco y sin parar de batir. Pongo la velocidad baja (a velocidad 1 o 2).
Cuando la mantequilla pasa a ser más blanquecina y tiene un poco aspecto espumoso, le echo la esencia de vainilla y el huevo + yema muy poco a poco, y sigo batiendo hasta que el huevo se incorpore bien.
Por último, añado la harina (tamizada previamente) poco a poco mientras la máquina sigue batiendo. A medida que se va añadiendo la harina, la masa se va haciendo más compacta. Al añadir la última parte de harina, voy echando 3 ó 4 cucharadas de leche para que la masa ligue bien y no quede muy granulosa.
Después divido la bola de masa en 4 partes y coloco cada parte de masa entre dos papeles engrasados de cocinar (Mercadona los vende ya cortados en pliegos, súper cómodo!) y con un rodillo, hago planchas planas de masa. Saco 4 planchas de masa de un grosor medio de 2 cm. que meto en la nevera a enfriar. Cada plancha la mantengo entre dos pliegos de papel de cocinar.
Podéis dejarla en la nevera varias horas (yo suelo dejarlas una noche entera). Al día siguiente, corto la masa con los cortadores que quiera para darle forma las galletas y las voy poniendo en la bandeja del horno. Ya os conté que tengo unas bandejas de Ikea que uso “a pelo” (podéis ver una foto de las bandejas aquí). Bueno, pues pongo las galletas en estas bandejas y meto las bandejas en la nevera unos 15 minutos más, para que conserven al máximo la forma.
Por último, horneo las galletas a 170º con el horno por arriba y por abajo pero sin ventilador.
Cuando las galletas están doraditas las saco y las paso a enfriar a una rejilla. Al principio no las enfriaba en rejilla, pero he descubierto que es mejor, porque sino, si las dejo encima de la encimera sin más, con el calor se humedecen por debajo, y si las dejo en la misma bandeja en que las he horneado, con el calor de la bandeja se siguen haciendo un poco y se ponen más tostadas, y a mi no me gustan muy tostadas.
Y estas son las fotos de las galletas terminadas! Estas son las que se han llevado mis sobrinos al colegio estos días y han gustado muchísimo. Dentro de unos días, cuando decore las que he horneado hoy (para dar en Halloween), os cuento cómo hago la glasa y cómo las decoro...Pero eso será este fin de semana (acabo de hacer un montón de masa de galletas para hornear y decorar mañana y pasado mañana). Ya os contaré.
Mientras tanto, mis sobrinos me pidieron que les hiciera algunas galletas para llevarse al colegio y repartir entre sus amigos. Me encantan mis sobrinos, lo paso genial con ellos, pero a la hora de hacerles galletas…me arrepiento de tener tantos!
Esta semana he pasado dos noches horneando y decorando galletas como una loca para ellos: pero luego me hace mucha ilusión cuando vuelven a casa emocionados porque “a sus amigos les han encantado”!
Creo que ya he contado que mi afición por las galletas decoradas empezó cuando decidí hacer algunas para mi sobrina Alicia (para su Primera Comunión). Para ello, estuve ensayando y probando diferentes recetas de las muchas que hay en Internet. Y la que más me ha gustado es la que uso ahora, porque las galletas salen bastantes consistentes (no se desmoronan con facilidad), tienen un sabor riquísimo y se mantienen en una lata cerrada durante bastantes semanas. La receta es muy sencilla (la copié de postreadiccion)...y es que estoy enganchada a su blog!
Ingredientes:
250 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
175 gr. de azúcar glas
1 huevo entero (tamaño XL) y la yema de otro (a temperatura ambiente)
Esencia de vainilla (hay gente que le echa también esencia de almendra y/o de mantequilla, de las que ven den comerciales)
550 gr. de harina
4 cucharadas de leche
Para las galletas uso mi súper máquina (la que mencioné en mi anterior post). Utilizo las palas planas. En el cuenco de la amasadora pongo la mantequilla a temperatura ambiente y bato un minuto a velocidad baja. Después añado el azúcar glas (tamizada) poco a poco y sin parar de batir. Pongo la velocidad baja (a velocidad 1 o 2).
Cuando la mantequilla pasa a ser más blanquecina y tiene un poco aspecto espumoso, le echo la esencia de vainilla y el huevo + yema muy poco a poco, y sigo batiendo hasta que el huevo se incorpore bien.
Por último, añado la harina (tamizada previamente) poco a poco mientras la máquina sigue batiendo. A medida que se va añadiendo la harina, la masa se va haciendo más compacta. Al añadir la última parte de harina, voy echando 3 ó 4 cucharadas de leche para que la masa ligue bien y no quede muy granulosa.
Después divido la bola de masa en 4 partes y coloco cada parte de masa entre dos papeles engrasados de cocinar (Mercadona los vende ya cortados en pliegos, súper cómodo!) y con un rodillo, hago planchas planas de masa. Saco 4 planchas de masa de un grosor medio de 2 cm. que meto en la nevera a enfriar. Cada plancha la mantengo entre dos pliegos de papel de cocinar.
Podéis dejarla en la nevera varias horas (yo suelo dejarlas una noche entera). Al día siguiente, corto la masa con los cortadores que quiera para darle forma las galletas y las voy poniendo en la bandeja del horno. Ya os conté que tengo unas bandejas de Ikea que uso “a pelo” (podéis ver una foto de las bandejas aquí). Bueno, pues pongo las galletas en estas bandejas y meto las bandejas en la nevera unos 15 minutos más, para que conserven al máximo la forma.
Por último, horneo las galletas a 170º con el horno por arriba y por abajo pero sin ventilador.
Cuando las galletas están doraditas las saco y las paso a enfriar a una rejilla. Al principio no las enfriaba en rejilla, pero he descubierto que es mejor, porque sino, si las dejo encima de la encimera sin más, con el calor se humedecen por debajo, y si las dejo en la misma bandeja en que las he horneado, con el calor de la bandeja se siguen haciendo un poco y se ponen más tostadas, y a mi no me gustan muy tostadas.