Como os prometí, cuando colgué la entrada
anterior ya tenía en mente mi siguiente post, que es el que traigo hoy. Esta
entrada tiene dos cosas buenas: receta nueva y diferente y descubrimiento de
una tienda chulísima en Sevilla. Vamos a ello!
Los “Baicoli” son un dulce típicamente
Veneciano. Son como una galleta fina y seca. Tienen la peculiaridad de que
aguantan muchísimo tiempo si se conservan en una lata, y como son bastante
secos, están muy ricos si se mojan en un café (si es un capuccino ya ni os cuento!) o en “zabaglione”, otro postre típico italiano que es una crema hecha con
yema de huevo, vino dulce y azúcar.
La primera vez que mis padres fueron a Venecia,
nos trajeron baicoli de regalo. Y desde entonces empezó mi relación de amor con
ellos. Cada vez que he ido, los he comprado (para nosotros y para regalar). Y
mi mejor amiga, Paty, los probó de pequeña en casa y les ha cogido el mismo
cariño: ella también se los compra cada vez que tiene oportunidad! Y claro, en
nuestro último viaje, no podíamos fallar. Así que nos liamos la manta a la
cabeza y compramos tres latas! (para mis padres, para Paty y para nosotros). No
sé si os lo he confesado alguna vez, pero a mi me encantan las cajas y las
bolsitas. Y la caja de los baicoli (que es muy típica), me chifla! Tengo varias
en casa, y siempre les encuentro utilidad! Son éstas:
La gracia de la lata es que lleva siendo la
misma desde hace más de 30 años, que es cuando mis padres los compraron por
primera vez.
Y nada más volver, me puse manos a la obra para
intentar localizar una receta de baicoli en la red. Y la encontré en el blog Manzanas Rojas. Y el pasado fin de semana me puse manos a la obra. Qué
divertido! Aquí está el resultado:
Salen un montonazo (aun a pesar de los muchos
que nos comimos Paco y yo mientras los hacíamos…), pero como ya os he dicho, se
conservan muy bien en una lata.
Ingredientes:
300
gr de harina de trigo
125
ml de leche
15 gr
de levadura fresca
40 gr
de mantequilla
50 gr
de azúcar
1
clara de huevo
1
pizca de sal
Se
templa la mitad de la leche y se deshace la levadura en la leche. Luego se
añade la mitad de la harina y se mezcla bien. Se añade la sal y un poco más de
leche si hiciera falta. Se hace una bola con la masa y se deja reposar una hora
en un recipiente tapado con un paño de cocina.
Pasada
la hora, se añade el resto de la harina, el azúcar, la mantequilla y la clara
de huevo a punto de nieve. Se amasa durante 10-15 minutos más añadiendo la
leche restante poco a poco. Se forman 4 barritas con los extremos redondeados y
se dejan reposar otra media hora en la bandeja donde las vayamos a hornear.
Las
barritas subirán de tamaño, que es lo que buscamos. Pasada media hora, se
hornea a 170º-180º hasta que estén hechas (unos 15 minutos).
El
toque final consiste en lo siguiente: cuando las barritas estén frías, se
cortan rebanadas muy finas y se ponen en la bandeja del horno. Se hornean a
160º durante un máximo de 5 minutos por cada lado y se sacan. Se dejan enfriar
sobre una rejilla. Y ya están listos para servir.
No
sé qué pensaréis, pero yo estoy totalmente enganchada! Para mí son un vicio: me
como uno y ya no puedo parar de comerlos… Y como veis, lo de mojarlos en un capuccino lo cumplo a rajatabla!
Lo
siguiente que os tengo que contar es que he descubierto una tienda estupenda de
cosas de cocina en Sevilla: La Guinda Florinda. Hasta ahora me costaba trabajo
encontrar algunas cosas de repostería en Sevilla. Pero esto ha dejado de ser un
problema. Tienen de todo: moldes, cápsulas, libros de repostería creativa,
ingredientes….vamos, el paraíso! Y que conste que no me llevo comisión!! Pero
es que estuve el Sábado y me quedé maravillada. Creo que fue la primera de
muchas futuras visitas!
Vale….ya
os dejo en paz! Que tengáis un estupendo fin de semana, y que volváis pronto
por aquí en busca de nuevas historias.
Un
beso grande,
Natalia