Sólo hace unos meses que Pilar se fue, y aunque
estoy convencida de que para nuestra familia y para la suya no ha pasado ni un
solo día sin acordarnos de ella, el roscón de Reyes es sin duda uno de sus
mayores legados, y algo que la hacía increíblemente feliz cada año.
Cuando me paro a pensar, es increíble la
cantidad de cosas de mi vida diaria que están relacionadas con ella. Incluso
ella es en gran parte responsable de que yo esté aquí! Desde que estaba en el
colegio, me recuerdo sentada en la cocina de casa de mis padres con un cuaderno
de espiral (que por supuesto aun conservo y uso casi a diario) apuntando sus
recetas. Esta tradición la mantuve durante la carrera, y cuando me casé, ya
tenía recopiladas cientos de recetas caseras que luego he ido utilizando toda
mi vida. Y una de esas recetas es la del Roscón de Reyes.
Pilar empezó a hacer roscones hace ya muchos
años, y desde que lo hizo, en mi casa no se ha vuelto a comprar un roscón
industrial. Cada año se hacía al menos 30 roscones (algunos años casi 50!) que
nos iba dando a los hermanos, a mis padres, a sus amigas, a nuestros amigos,
para llevar a los trabajos, a los vecinos….Era famosa! Y lo mejor, Pili, tus
comentarios de CADA año: “Este año me han quedado más esponjosos qué nunca”!
Mentira: siempre estuvieron impresionantes; ninguno estaba mejor o peor que el
resto.
Y en cada roscón, además de la sorpresa (que te
molestabas en buscar cada año), metías muchísimo cariño, dedicación, empeño y
voluntad.
Sabes que hace años que tus niñas te hemos
seguido con la tradición (incluida tu otra niña, Paty), pero no nos quedan como
a ti. Pero eso sí: nos has pasado el relevo! Y cada vez que los hacemos, los
repartimos y los comemos, nos acordamos, una vez más, de ti.
Punto y aparte.
Os traigo hoy otra vez la receta del Roscón de
Reyes. Sé que hay cientos en la red, pero para mí, ésta será siempre LA RECETA.
Por su origen, su sencillez y los buenísimos resultados que lleva dándonos
durante años.
Ingredientes
Masa madre:
75 gr de harina de fuerza
4 cucharadas de leche tibia
20 gr. de levadura de panadería (de la de
Mercadona o Carrefour, la que venden en dados)
Masa de Roscón
600 gr de harina de fuerza tamizada
2 huevos enteros y la yema de un tercero
8 cucharadas de agua de azahar
8 cucharadas de leche
200 gr de azúcar
Ralladura de limón y de naranja
100 gr de mantequilla
Para hacer la masa madre, se deshace la levadura
con un tenedor en la leche tibia y se mezcla con la harina, haciendo una bola.
Metemos la bola en un cuenco con agua caliente y lo dejamos reposar durante una
media hora.
Yo utilizo la kitchen aid para hacer la masa y
lo hago así: mezclo los huevos, la yema, el azúcar, la ralladura de limón y
naranja, el agua de azahar y la leche. Utilizo el gancho (ojo: no hace falta la
kitchen aid! Pilar los hacía a mano. Si…así era ella, y la mayoría de las veces
con el doble de ingredientes, para hacerse más roscones de una sola atacada!).
Cuando está todo bien mezclado, añado la
mantequilla a temperatura ambiente y por último la bola de levadura. Termino el
amasado a mano, añadiendo algo más de harina de fuerza si hace falta, hasta que
no se pegue la masa. Luego se pone la bola de masa en un recipiente de plástico
y se tapa con un paño de cocina limpio. Se pone en un sitio libre de corrientes
de aire (yo lo suelo dejar cerca del radiador de la cocina). Se deja reposar la
masa unas 6-8 horas. Veréis que cobra vida y crece hasta salirse del
cacharro!!!
Pasadas las 6-8 horas se amasa otra vez, dándole
a la masa varios golpes contra la encimera (es un buen momento para acordarnos
de toda esa gente que nos cae mal y desahogarnos!).
Se pone otra vez en el cuenco de plástico y se
deja que suba durante otras 3 horas. Por último, se le da un último amasado y
después de este, se divide la masa en tres porciones, Con cada porción, damos
forma a un roscón (ovalados o redondos) y se ponen en bandejas de hornear con
la forma ya dada. Si se va meter una sorpresa, éste es el momento! Yo suelo
meterlas por la parte de abajo del roscón, abro un hueco en la masa, meto la
sorpresa envuelta en papel de aluminio y luego cierro la masa presionando un
poco.
Se tapan los roscones ya con la forma dada con
paños de cocina limpios y se deja crecer durante otras 3 horas.
Por último, antes de hornearlos se decoran: yo
suelo pintarlos con la clara que me ha sobrado al hacer la masa. Luego preparo
una mezcla de azúcar con unas gotitas de agua y pongo esta mezcla por encima
del roscón. Por último le pongo naranja confitada, guindas,
almendra picada o laminada….lo que pille!
Se hornean por arriba y por abajo (con
ventilador) a 160º en horno precalentado y hasta que estén dorados.
Como no llevan conservantes, están muy
ricos los dos días siguientes a hacerlos; pero si os sobra un trocito y lo
queréis tomar más tarde, basta con calentarlo al microondas durante unos
segundos.
Sólo tienen un problema….cuando los
hagáis una vez, ya tendréis que hacerlo el resto de los años, porque nadie de
vuestro entorno va a querer volver a tomar roscón industrial, seguro!
Ah, y Pili….este año “me han quedado
más esponjosos que nunca”. Te echo muchísimo de menos.
Muchos besos,
Natalia